Los más conocidos dentro de este arte de la conjunción entre objetos y sombras son Tim Noble y Sue Webster. Ellos dos en cambio usan basura para darle forma a sus creaciones consiguiendo por el juego de luces y sombras unos resultados extraordinarios e impactantes con un realismo increíble.
Tim Noble nació en Stroud, en el 1966 y Sue Webster nació en Leicester, en 1967, pertenecientes a la conspicua y agresiva generación de artistas británicos que fueron dados a conocer a mediados de los noventa, se consagraron internacionalmente, gracias a su extraordinario eco mediático, en la colectiva Apocalypse, celebrada en
la Royal Academy of Arts de Londres en 2000.
Los distintivos de marca eran la provocación, la irreverencia, la capacidad de influir en los medios de masas y la versatilidad de su propuesta, sobre todo, de su técnica y material de trabajo, increíblemente maleable para adaptarse a cualquier circunstancia, haciendo uso de cualquier técnica, material o procedimiento siempre que se aviniese a sus objetivos e intereses.
En tal sentido, ya desde el principio de su actividad, la pareja de artistas formada por Noble y por Webster dejan clara constancia de su descaro y cinismo, como cuando permutaron las cabezas del célebre equipo de Gilbert & George por las suyas propias en una serie de carteles que pegaron por varias grandes ciudades, indicando que también ellos querían conocer el éxito, pero de forma rápida.
Después, se hicieron famosos con sus atrevidos y desconcertantes autorretratos, invariablemente presentados como consecuencia de la proyección a modo de sombras chinescas de instalaciones consistentes en considerables montañas de basura, el detritus de nuestra sociedad consumista y opulenta, haciendo gala aquí de una estética del desperdicio, combinada con la disecación de animales, principalmente aves, que guardaba ecos con el funk art y el schocker pop, esto es, aquellas propuestas que a finales de los sesenta y principios de los setenta radicalizaron el assemblage de, por poner un ejemplo clásico, Rauschenberg.
Lo curioso, no obstante, era que en realidad esas sombras que se proyectaban en el muro no procedían del montón de basura, sino de la colocación estratégica de unos cañones de luz. Unas veces las escenas estaban hechas con una apariencia deliberadamente sangrienta, como cuando un pájaro picotea los ojos de sendas cabezas clavadas en estacas y que no son otras que las de nuestro par de artistas; otras, más abundantes, los autores se entregan a las caricias, descansan relajadamente en un prado o se entregan a la reflexión individual.
A partir de ese momento es cuando hay que situar su trabajo, “The new barbarians” , que corresponde a una espectacular instalación que tiene su origen en la reconstrucción de dos individuos, macho y hembra, de Australopitecus afarensis a partir de la huella dejada impresa por ambos, que permitió a los paleontólogos deducir que uno de ellos dejaba descansar su brazo en el hombro del otro, a modo de primigenia muestra de afecto.
La instalación de Tim Noble & Sue Webster se caracteriza principalmente por dos aspectos, ambos fruto de su propuesta que, claro está, altera con una finalidad estética y provocadora la reconstrucción científica: en primer lugar, que ambas figuras de fibra de vidrio y resina translúcida a tamaño real están sin pelo, siendo además sus rostros otra vez el de los autores de la obra; en segundo lugar, que caminan sobre una inmaculada superficie blanca y luminosa en dirección al espectador, como si procediesen de un espacio y un tiempo indeterminados, o incluso de la nada, y avanzasen en dirección al espacio de la sala, mejor aún, en dirección a iniciar una nueva aventura. Porque lo que dejan abierto los autores, y de ahí el carácter polisémico de su obra, es que, más que una pareja identificada con uno de nuestros ancestros, ellos son quizás criaturas posthumanas, evolucionadas como resultado de la casi total extinción de la especie por un desastre nuclear o cósmico. Mientras que él está alerta con su mirada escrutadora, ella mira asombrada a su alrededor, fascinada por lo que descubre. Por eso también hay aquí una supuesta lección de optimismo histórico –la humanidad siempre avanzando– y de confianza en la curiosidad intelectual del ser humano –la humanidad siempre vigilante.
Cabezas visibles de una generación de artistas que crecieron con la estela de la provocación mediática de Damien Hirst, este dúo creativo formado por Tim Noble y Sue Webster explica sus originales esculturas hechas de sombras con la cercanía y también el look propios de las estrellas del rock. Cansados de la cultura fast food que amontonan las obras de arte en multitudinarios museos, los británicos reinventan el modo de aproximarse a una obra en su ambiciosa instalación “Turning the Seventh Corner”. Con la ayuda del prestigioso arquitecto David Adjaye, plantean al visitante un inspirador viaje casi en penumbra que bien podría ser al interior de la tumba de un faraón egipcio, aunque en este caso se trata de la antigua imprenta de un periódico alemán en pleno centro de Berlín.
Turning the Seventh Corner eran 24 metros cuadrados de instalación artística en los que el espectador vivía una experiencia hasta entonces inédita.
Tim Noble:
“La intención era crear una pieza escultórica y también un espacio donde enterrarla, donde nadie pueda acceder a ella a primera vista. Hablamos con el arquitecto David Adjaye para que creara un túnel y así al visitante le llevara un tiempo llegar a la obra.
Nos atrajo la idea de cambiar la experiencia de aproximarse a una pieza artística, situando al espectador en un proceso muy íntimo y puro, casi en plena oscuridad, en el que tuviera que agudizar sus recursos sensoriales”.
Soléis emplear residuos y basura como material para vuestra obra, pero esta vez la escultura está recubierta de plata y de oro, como si de un tesoro escondido en la tumba de un faraón se tratara.
Sue Webster:
“ Es cierto que las tumbas de los faraones fueron un punto de partida, de hecho visitamos el Valle de los Reyes [necrópolis cercana a Luxor] antes de ponernos a trabajar.
Pero también fue inspiradora nuestra propia experiencia previa, ya que solemos crear esculturas a base de sombras y esta propuesta es solo una progresión en la línea de trabajo que inventamos hace ya varios años. La diferencia está en que la hemos situado en un contexto nuevo y atractivo”
En cierto modo, convertís el arte con una experiencia ritual, casi religiosa.
Tim Noble:
“Quisimos devolver la intimidad a la experiencia. La construcción de David no es un laberinto, sino un túnel. Con él pretendíamos obligar de un modo amable a que la mente del que vaya a visitar nuestra obra se concentre en observarla como la pieza de arte que es y, de paso, aportar cierta paz al proceso, casi en plena penumbra.
¿Por qué escogisteis Berlín para presentarlo?
Sue Webster:
“Tengo cierta fijación por la ciudad desde que soy una adolescente, desde que vi Christiane F. We children from Zoo Station [1981], entre otras cosas porque en la película aparecía David Bowie [autor, además, de su banda sonora]. Sé que la ciudad le inspiró a él y también a Nick Cave, y admiro cómo consiguieron relacionar Berlín con su propia creatividad.”
El edificio que acoge la instalación, las oficinas abandonadas del periódico Der Tagesspiegel, ¿formó parte de la esencia del proyecto?
Tim Noble:
“Fue el último de los espacios que vimos y sin duda el más grande y más inesperado, pero desde el principio notamos cierta magia en el ambiente del local. Es como una versión sucia de la Tate Modern Gallery. Aunque también en Londres haya muchos lugares donde exponer, no somos capaces de imaginarnos un espacio así allí.
SW Desde el principio nos impactó. Recorrer sus pasillos, tan silenciosos, nos resultó como una de esas experiencias religiosas de las que antes hablábamos, como si fuera casi una iglesia. “
Muchos críticos especializados relacionan vuestra propuesta artística con la esencia del rock’n’roll.
Sue Webster:
“ Tuvimos que tomar una decisión al principio de nuestra carrera sobre si queríamos seguir el mismo camino que Andy Warhol y aceptar encargos de celebridades y famosos. Hemos recibido muchas ofertas de ese estilo desde siempre, hacer retratos de Elton John o David Beckham y ese tipo de cosas, pero lo rechazamos en su momento.
En ese aspecto de la cultura pop nos influyeron más Gilbert & George, con quienes trabajamos cuando éramos jóvenes para ganar algo de dinero, pero luego nuestro camino fue por otro lado”.
La oscuridad es un elemento más en vuestro trabajo. ¿Seguirá siendo así?
Sue Webster:
“ Podemos decir que somos todo lo contrario a artistas como Van Gogh, recorriendo Francia en busca de la luz. Nuestro estudio es bastante tenebroso, pero en los últimos años hemos descubierto que nuestras esculturas también tienen algo que decir a plena luz, al poder mostrar su esqueleto.
Al principio empleábamos solo basura para construirlas, pero luego incluimos animales disecados. Si te detienes a observar esta nueva escultura, y no solo la sombra, puedes encontrar ranas, crías de rata, entre otros animales. Pensando también en la luz, hemos trabajado por vez primera con metales preciosos. “
Tim Noble:
“Pasamos un tiempo con David Adjaye en Japón y allí había una instalación artística que presentaba un muro blanco tras el que se escondía un ramo de flores.
Era todo un impacto de color para la mente y hemos querido jugar con esa idea, con la luz, pero a nuestro modo. “
Turning the Seventh Corner se inauguró en la galería Blain|Southern (Postdammer Strasse, 77-87) de Berlín.